España quiere sacar partido de la revolución energética que vive Estados Unidos y convertirse en una vía de entrada del gas natural licuado que en su momento EE UU podría exportar a Europa para así reducir la dependencia de determinados países con Rusia. Este es el mensaje que le transmitió este martes el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, al secretario de Energía estadounidense, Ernest Moniz, con el que se reunió en Washington.
“Le he trasladado la capacidad que España tiene para importar gas natural licuado porque es el país con mayor número de plantas regasificadoras. Tenemos capacidad para esa importación, para hacerlo llegar a Europa”, explicó Soria en una rueda de prensa tras el encuentro. Sin embargo, admitió, existe el escollo mayúsculo de la falta de interconexión con el resto de Europa a través de Francia.
El ministro recordó que éste es un “problema europeo” por la dependencia del gas procedente de Rusia -que la crisis ucrania ha vuelto a sacar a traslucir- y que el Gobierno lo está abordando en el seno de la Comisión Europea. Pero reconoció que mejorar la conexión con Francia es un proyecto “costoso” y que llevaría tiempo.
El gasoducto Midcat se encuentra parado en Hostalric (Girona), a unos 70 kilómetros de la frontera. Actualmente, España dispone de una capacidad de conexión con Europa de 5,2 bcm (miles de millones de metros cúbicos en sus siglas inglesas). Con la finalización del proyecto Irún-Biriatou en 2015, esta capacidad llegará a 7,1 bcm, y si se acaba el Midcat, se duplicaría a 14 bcm, lo que supone en torno al 10% del consumo europeo de gas ruso.
El ministre admite que el principal escollo es la falta de interconexión con el resto de Europa a través de Francia y que su solución no será inmediata Soria subrayó que, en caso de disponer de las conexiones necesarias, España podría hacer llegar a Europa la mitad del gas ruso que actualmente cruza Ucrania. Y consideró que es el país en “mejores condiciones” de recibir el gas que EE UU podría exportar al Viejo Continente dado que es el país europeo con mayor número de plantas de regasificación.
En total, son siete plantas a las que hay que añadir una en Portugal, lo que supone la mitad del total en Europa. “Hay que verlo en términos de geopolítica y en lo que contribuye a disminuir la vulnerabilidad y dependencia energética”, dijo.